A pesar de la controversia que ha existido históricamente respecto al entrenamiento de fuerza en niños, hoy día y conforme a la evidencia científica existente, está más que aceptado que participen activamente del entrenamiento de fuerza, siempre y cuando éste sea prescrito y supervisado por personal debidamente cualificado.
En los modelos de desarrollo atlético a largo plazo encontramos investigaciones que clasifican mencionado desarrollo en fases cronológicas. (Bloom., 1985). u otras en las que después de entrevistar a atletas de élite en edad junior, se identificaron tres etapas de desarrollo, con sus actividades deportivas específicas. Una primera fase de selección e iniciación (6-12 años), una segunda fase de especialización (13-15 años) y una fase de inversión y rendimiento (16+ años) (Cote., 1999).
El problema de estos planteamientos es que están formulados basándose en la edad cronológica del niño.
Cuando no se hace caso al
proceso de normal maduración de los niños se suelen cometer errores
innecesarios. Es importante aclarar que muchas veces la edad biológica (edad de
maduración) no concuerda con la edad cronológica, y por ende no concuerda la
categoría en la que se encuentra el niño, ya que las mismas son organizadas
exclusivamente por edad cronológica. (Cappa, D., 2007).
No encontramos trabajos de investigación en los que se relacione la etapa madurativa con el volumen y la intensidad aconsejados pero lo que si debemos de tener muy claro es que el objetivo fundamental en esta etapa es sobretodo formativo, estableciendo los patrones de movimiento, técnicas y hábitos que sí se han considerado en otras cualidades como la resistencia o la flexibilidad pero que respecto a la fuerza siempre han parecido un tanto tabú.
Existen otras dos teorías relacionadas con el desarrollo atlético a largo plazo que, debemos conocer. La primera es la que nos habla de las "ventanas de oportunidad". Es importante destacar que, si bien existen momentos en los que los niños y adolescentes experimentan períodos naturales de adaptación acelerada, la interacción de los estímulos de entrenamiento con la edad, el crecimiento la maduración permanecen poco claros (Lloyd and Oliver, 2012).
Existen otras dos teorías relacionadas con el desarrollo atlético a largo plazo que, debemos conocer. La primera es la que nos habla de las "ventanas de oportunidad". Es importante destacar que, si bien existen momentos en los que los niños y adolescentes experimentan períodos naturales de adaptación acelerada, la interacción de los estímulos de entrenamiento con la edad, el crecimiento la maduración permanecen poco claros (Lloyd and Oliver, 2012).
La segunda es la llamada "ley de las 10.000 horas" o aquella que promulga la práctica de este número de horas para alcanzar la excelencia en una actividad. Esta teoría queda en entredicho en el desarrollo atlético de niños y jóvenes ya que la realización de diferentes deportes y prácticas deportivas durante periodos formativos en vez de la especialización que requeriría este número de horas, ha mostrado mayor rendimiento a nivel de coordinación motriz y prevención de lesiones (Fransen et al, 2012).
Así pues y desde la perspectiva de los especialistas en fuerza, la infancia y preadolescencia nos ofrece una fantástica oportunidad para el desarrollo de los patrones de movimiento fundamentales y que les preparen para formas más avanzadas de entrenamiento al final de estas etapas (Lloyd and Oliver, 2012).
Con el objetivo de preparar a los niños para métodos más avanzados como el weightlifting, la pliometría de alta intensidad o las habilidades específicas de la práctica deportiva elegida, la propuesta práctica que veréis a continuación, contempla la integración de los mencionados patrones motrices en los programas de entrenamiento neuromuscular.
Aplicaciones prácticas
- Realizar siempre una fase previa de preparación al movimiento en la que podemos incluir ejercicios de activación de los principales estabilizadores, flexibilidad dinámica y alguna tarea de "rapid response" o activación neural como veíamos en la anterior entrada
- La selección de ejercicios debe ser realizada desde la perspectiva de enseñar o mejorar los patrones motrices básicos en un entorno retador y divertido pero realizable, utilizando regresiones o lateralizaciones adecuadas siempre que sea necesario asegurar la técnica de realización.
- Respecto a la duración de la sesión, sabemos que los niños son capaces de recuperarse de los esfuerzos de alta intensidad más rápidamente que los adultos (Falk and Dotan, 2006), sin embargo es importante mantener su atención y que la práctica resulte motivante, por ello se recomienda no exceder los 20-30 minutos o incluso "disfrazar" alguno de estos ejercicios dentro de la preparación al movimiento o de alguna forma jugada.
- Es importante no solo entrenar sino "enseñar" a entrenar". Cada sesión de entrenamiento constituye una verdadera oportunidad de trasmitir conocimiento e instruir sobre la base de los futuros hábitos que irá adquiriendo el niño.
Os dejo como en la anterior entrada, un vídeo de aplicación práctica del trabajo que realizo con mi hijo Pablo de 12 años en el que podéis ver algunos de los conceptos que he tratado en el post.

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